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22.3.06

La Aventura de formar directivos; Outdoor-training

La Aventura de Formar Directivos en un entorno de turismo activo.
Altos ejecutivos practican ejercicios de supervivencia para aprender a dirigir equipos de acuerdo con la filosofía outdoor-trainning. Estas actividades nos descubren el poder de trabajar en equipo, la importancia de compartir una visión, de resolver creativamente los problemas, asignar adecuadamente los recursos y descubrir habilidades de liderazgo. Estas actividades se realizan en un medio natural y ambiente lúdico; están diseñadas para que los participantes “recreen” su fórmula de trabajo en un escenario distinto al habitual. Muchas personas tienden a confundir las actividades al aire libre de riesgo y aventura con la formación y desarrollo outdoor pero sus objetivos son radicalmente contrapuestos. Además de “pasarlo bien”, de competir creando un buen ambiente, la formación y desarrollo outdoor persigue optimizar realmente el esfuerzo realizado mediante el retorno de impactos positivos y mejoras en los resultados del trabajo. Así, la formación outdoor suma nuevos resultados pedagógicos a los objetivos de aprendizaje de la formación de adultos, fomenta la reflexión, consigue que los participantes apliquen a su actividad cotidiana nuevas conductas usando estrategias de evocación y asociación, y genera impactos positivos de cambio en la realidad profesional y personal de personas que entrenan según esta metodología pedagógica. Es formación-acción. El sujeto se convierte en protagonista activo de su propio aprendizaje al poner en práctica sus propias decisiones. Utilizando la metodología de trabajo outdoor se trata fundamentalmente de:
· Colocar a los componentes del equipo en situaciones reales de toma de decisiones.
· Mejorar el flujo de información y comunicación en situaciones de presión.
· Incrementar la capacidad de renuncia individual cuando están en juego objetivos de equipo.
· Valorar la importancia que tiene para la mejora de resultados la iniciativa y el espíritu positivo.
· Compartir éxitos, asumir errores y construir sobre las fortalezas.
· Contribuir al mejor conocimiento de las competencias individuales de los componentes del equipo.

Navegar en balsa, construir un refugio o levantar un puente con troncos son actividades que aparentemente nada tienen que ver con la formación de los futuros hombres de empresa. Pero las nuevas tendencias en la dirección de Recursos Humanos de numerosas empresas han demostrado lo contrario. La importancia de incentivar y desarrollar las cualidades personales del empleado es una preocupación constante de muchas compañías. Y es en plena naturaleza donde mejor se aprecia la valía de esas personas. Cada vez son más las empresas que desarrollan en entornos naturales programas destinados a fomentar las habilidades y aptitudes de determinados cuadros profesionales. En la mayoría de los casos son consultoras especializadas en la formación de Recursos Humanos las que han puesto en práctica este peculiar sistema de desarrollo de aptitudes personales. La firma madrileña SC Asesores fue la pionera en aplicar esta metodología, concebida bajo la denominación outdoor training (preparación fuera del aula). La formación outdoor combina una serie de actividades que se realizan por lo general al aire libre y que están diseñadas específicamente para las necesidades de una compañía. Estas actividades reproducen experiencias cotidianas de gestión en un entorno tan diferente a la ciudad como puede ser un bosque mediterráneo. Se trata de que los participantes desarrollen las habilidades necesarias para responder de forma eficaz a las difíciles situaciones de supervivencia que se plantean. Es una formación orientada a la práctica y a lo vivencial, donde lo importante son las experiencias vividas.
Entrenamiento militar. La filosofía del sistema outdoor surge al finalizar la Segunda Guerra Mundial. Es entonces cuando algunas escuelas de negocios norteamericanas empiezan a adoptar ciertos aspectos del entrenamiento de los comandos del Ejército. Se trataba de superar situaciones de riesgo potenciando a la vez las cualidades necesarias para la vida empresarial. La nueva metodología comenzó a tener un gran éxito, sobre todo entre las multinacionales, y a finales de los años ochenta comenzó a introducirse en España. Poco a poco, las empresas se han ido dando cuenta de que también es necesario incentivar otros valores además de los relacionados de una manera directa con la productividad. Valores como la cultura de la empresa, la integración, el sentido de la pertenencia y la satisfacción personal de pertener a una organización pueden asegurar el bienestar de todo el grupo profesional.
Cruzar ríos. El planteamiento de esta formación parte del hecho de que no basta con adquirir y acumular conocimientos en el aula de un master. En la mayoría de los puestos de trabajo de las grandes compañías se valora más la capacidad de actuar de la persona frente a los diferentes retos que se le presentan. Por eso, la consultora diseña todo un programa de actividades que presentan múltiples analogías con situaciones de la vida diaria de la empresa. «Ponemos a las personas ante nuevos retos para que desarrollen su capacidad de actuar», precisa Jose María Cobo, socio director de SC Asesores. Estas actividades, muchas de ellas realmente sorprendentes, han de tener unas características muy concretas que permitan trabajar en equipo, aplicar soluciones prácticas y rápidas, tomar decisiones, liderar grupos, delegar funciones o planificar las acciones a realizar. Así, superar un desnivel sobre dos cables de acero que se van separando puede ser una buena forma de aprender a confiar en el compañero. De la misma manera, la construcción de una balsa y navegar con ella en un río es la mejor manera de descubrir el espíritu de equipo que muchas veces permanece oculto en el trabajo del día a día. Tras realizar estas actividades, se pasa a un aula donde se reflexiona en conjunto sobre las habilidades y defectos puestos en evidencia.
El objetivo final es fomentar y desarrollar las competencias profesionales que van a permitir al individuo trabajar más eficazmente en su empresa. Estudios sociológicos llevados a cabo en algunas grandes compañías han demostrado que una persona memoriza normalmente un 10% de lo que lee, un 20% de lo que oye y un 50% de lo que ve y oye. Pero la utilización de actividades prácticas ha demostrado que esa misma persona es capaz de memorizar un 90% de lo que dice y hace al mismo tiempo. Aquí radica el éxito de esta metodología, que puede aplicarse a un amplio espectro de perfiles de personas como directores generales, directores de proyectos, comerciales y equipos enteros de trabajo que necesiten cohesionar a sus miembros y mejorar las relaciones personales. Este último fue el caso de la compañía informática Unisys. Lourdes Molinero, directora de Recursos Humanos de Unisys, pudo observar cómo en un determinado momento la compañía tenía una gran proporción de personal nuevo mezclado con otro que llevaba bastantes años en la empresa. Esto suponía ciertos problemas de comunicación. La formación outdoor se planteaba como una posible solución. «Fue una experiencia muy positiva. Se diseñó un programa concreto de nuestras necesidades y carestías y la gente se implicó en un cien por cien», señala Lourdes Molinero. De igual forma, Fernando Marañón, director de Recursos Humanos de McDonald's España, califica este raid empresarial como una experiencia «altamente recomendable para fomentar el trabajo en equipo, la toma de decisiones y la orientación a resultados».
Diversión. Pero lo más destacado por estas y otras empresas como Ericcson, Cruzcampo o IBM es la forma tan entretenida en la que se desarrollan los distintos módulos de formación. Los participantes, hombres y mujeres de entre 35 y 40 años de edad, comparten durante tres días un ambiente inusual y distendido, estimulando así sus relaciones profesionales. La metodología outdoor ha calado de tal manera en las empresas que han comenzado a proliferar las competiciones entre equipos de distintas compañías. Al más puro estilo del 'París-Dakar', pero sin vehículos, estos raids son auténticas aventuras empresariales por equipos al aire libre. Los organizadores diseñan experiencias cotidianas de gestión en un entorno hostil y diferente. La más conocida de estas competiciones es el Raider's Trophy, que este año celebrará su sexta edición. Está concebido como un encuentro entre empresas, de tres días de duración, en el que los equipos participantes tienen que superar una carrera de orientación por etapas en la que se combina la bicicleta de montaña, el tiro con arco, las pruebas naúticas y diversas pruebas de habilidad.
Todos estos ejercicios persiguen un fin: estimular y valorar las capacidades individuales de los participantes. De esta manera, aventuras como el Raider's Trophy se convierten en útiles herramientas para el desarrollo de las habilidades directivas de los cuadros profesionales de las empresas. El Raider's Trophy se apoya enteramente en la metodología outdoor. Los participantes se topan con situaciones que requieren evidenciar la capacidad para trabajar en equipo, desarrollar la capacidad de liderazgo, etc. Se pretende que estas situaciones se parezcan a otras que se le puedan plantear en el entorno empresarial. En ediciones anteriores se pueden encontrar equipos de compañías tan dispares como Renfe, Argentaria, Freixenet o Antena 3 Televisión. La competición se desarrolla a finales del mes de octubre. Está organizada por SC Asesores y el diario económico Expansión y en etapas anteriores han colaborado empresas tan importantes como Air Nostrum, Sanitas o Hertz. Los equipos se componen de seis personas, de las cuales cuatro compiten y dos son de apoyo logístico y asistencia, pudiendo sustituir a alguno de los participantes en caso de lesión. Para inscribirse sólo hay que tener una relación laboral con la empresa a la que se representa y aportar un certificado médico que acredite unas condiciones físicas normales. Las cifras hablan del éxito: 150 empresas y más de 1.000 profesionales han pasado ya por ediciones anteriores de este nuevo método de formación. Y todo esto sin premios en metálico. Sólo un trofeo y el reconocimiento del espíritu Raider's Trophy.
Lo primitivo. Otros llegan mucho más lejos a la hora de buscar una formación humana y espiritual. Apartada de cualquier ánimo competitivo o profesional está la asociación burgalesa Paleorama. Concebida como un Centro Experimental de Tecnologías Primitivas, Paleorama fue constituida en 1995 por Antonio Gutiérrez, profesor de Educación Física, y Manuel Luque, profesor de Arqueología. Los dos compartían una idea clara: ofrecer a la gente la posibilidad de acceder a la naturaleza de una forma radicalmente distinta y alternativa. En esencia, el objetivo es que las personas se descubran a sí mismas en el entorno más primitivo del hombre, en plena naturaleza. Sus cursos están enfocados a quienes quieren sentir la vida como la vivía el hombre primitivo. No se trata de ofrecer los habituales deportes de riesgo del turismo verde como el rafting o el descenso de cañones. Aquí se prescinde del material clásico para la supervivencia. No hay cerillas incombustibles ni pastillas potabilizadoras. Estos cursos buscan el fuego en el pedernal o con el frote de dos palos. Se aprende a desollar pieles con cuchillos hechos de piedra de silex.
Los que practican esta modalidad de supervivencia aseguran que vuelven a lo cotidiano con una impresión distinta de la vida. «Enseñamos a las personas a descubrir que uno mismo tiene un potencial que ni siquiera conoce y que es capaz de adaptarse al entorno», explica Antonio Gutiérrez. Este particular viaje al pasado se desarrolla durante un curso que suele durar cinco días y coincide con las fechas de puentes laborales. Paleorama justifica esta duración porque no quiere concebir la asociación como un pasatiempo de fin de semana. El precio medio de los cursos, organizados en torno a 15 personas, es de 25.000 pesetas. Se incluyen clases, materiales, comidas, seguros y los desplazamientos en microbús. El alumno tendrá que aportar el equipo necesario para la estancia. Este equipo deberá incluir un saco de dormir, una colchoneta aislante, una sencilla navaja y alguna ropa de recambio.
Antonio Gutiérrez, que introdujo en España este tipo de cursos a partir de sus vivencias en Estados Unidos, reconoce que los mismos no tienen ningún enfoque profesional pero sí descubren una serie de cualidades que luego sirven para el trabajo y la vida diaria. «La palabra es autonomía» ­afirma Antonio Gutiérrez­. «La gente consigue autonomía personal para ir a buscar sus materiales y desarrollar una dinámica de autofuncionamiento». Pero lo más importante es la relación que se establece entre todos los que acuden. El trabajo en equipo es la constante durante estos días. Gente muy diversa y de muy distintas profesiones estimula de forma conjunta sus iniciativas. Luego, por la noche, y mientras fabrican cuerdas con fibras vegetales, todos ponen en común sus experiencias y sentimientos. Las actividades son muchas. Los asistentes aprenden las artes de la caza y de la pesca, el secado de las pieles, la construcción de refugios con elementos de la naturaleza e incluso reciben lecciones de cocina primitiva. Pero, además, a estas personas se les imparten clases teóricas para conocer mejor la historia y modo de vida de los hombres primitivos.

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